La narración elaborada y la teatralidad han sido señas de identidad del heavy metal desde que el género existe, pero pocos pueden presumir de haber llevado estos dos conceptos tan cerca de su conclusión lógica como el buque insignia de la NWOBHM: Iron Maiden.
Incluso en sus humildes comienzos en los albores de los 80, las composiciones complejas que se adentraban en lo extraño y lo fantástico eran un elemento básico frecuente de una banda que se contaba a sí misma entre una plétora de bandas británicas que, por lo demás, exudaban un enfoque de clase trabajadora, de hombre corriente, para rockear más fuerte y más rápido que sus predecesores de los 70.
En los años transcurridos desde entonces, la progresión tanto en el estilo como en las búsquedas líricas ha sido una parte tan constante de Iron Maidencon su gira de 2024, bautizada como Future Past, en la que evocan varios cortes profundos y los favoritos de los fans de su obra de ciencia ficción de mediados de los 80. Somewhere In Time junto con los favoritos de los fans y los temas más destacados de su último y 2021 álbum de estudio. Senjutsu.
Este 1 de noviembrestla gira Future Past se abrió paso hasta el Wells Fargo Center de Filadelfia, llenando sin esfuerzo su aforo de 21.000 personas en una época en la que este tipo de atracciones están reservadas a artistas de pop, rap y country.
La expectación de todos los asistentes ya era máxima cuando la sensación del folk metal mongol Los Hu subió al escenario para calentar a las masas. Con un nutrido grupo de 8 miembros ataviados con atuendos de guerreros, entre ellos dos percusionistas que desplegaron una enorme batería de sonidos bajo una mezcolanza de instrumentos folclóricos mongoles y guitarras eléctricas, obtuvieron una bulliciosa respuesta de un público que abarrotaba el recinto, la mayoría de los cuales desconocía su repertorio.
A medida que avanzaban a través de un set de 9 canciones que incluía temas tan metálicos como “Tuurugdul”, “Black Thunder” y “This Is Mongol”, uno no podía dejar de asombrarse por el poder y la fuerza desplegados a través del coro de cantos guturales que acompañaban a los tambores y las guitarras crujientes, por no hablar de las gesticulaciones físicas en el escenario de cada parte del conjunto.
Fue una fascinante recreación de la música que precedió a las conquistas de la Horda de Oro mongola, y encajó a la perfección con la teatralidad del cabeza de cartel que le seguiría poco después.
Iron Maiden subieron al escenario en medio del aluvión habitual de júbilo y vítores ensordecedores, mientras el gancho familiar de “Doctor Doctor” de UFO sonaba en el sistema de megafonía y el telón comenzaba a abrirse. Tras la inauguración de una gigantesca pancarta y una plataforma elevada que se extendía a ambos lados del escenario, se abrió el telón. Nicko McBrainadornado con murales de ciencia ficción e imágenes LED, sonaron los familiares sonidos del tema de Blade Runner de 1982. Este crescendo auditivo y visual alcanzó su punto álgido con la introducción pregrabada de la canción de apertura “Caught Somewhere In Time”, y estalló en una celebración de truenos metálicos cuando toda la banda se abalanzó sobre el escenario y marcó el comienzo del resto de este himno de galope alegre con sus instrumentos.
El espectáculo que se desplegó en el escenario con cada entrada sucesiva fue una clase magistral de coreografía con un sentido orgánico de la fluidez, encabezado por las poderosas tuberías y el brillante trabajo de masas del vocalista Bruce Dickinson. Sus gafas futuristas y su abrigo vaporoso podrían describirse como una amalgama entre un cazarrecompensas y un caballero Jedi, y aunque ahora tiene 66 años, Dickinson se abrió camino sin esfuerzo a través de varias entradas de Maidencomo “Stranger In A Strange Land”, “The Prisoner”, “Can I Play With Madness” y “Heaven Can Wait”.
El resto de la banda no se quedó atrás ni en su interpretación instrumental ni en sus payasadas sobre el escenario. Guitarrista Janick Gers gimió incansablemente con su hacha durante varias secciones solistas prominentes en las entradas más recientes como “The Time Machine” y “Hell On Earth” mientras hacía sus característicos lanzamientos de guitarra y calistenia inspirada en la gimnasia, aunque sus brillantes contribuciones acústicas a “Death Of The Celts” demostraron ser el momento más memorable.
Dicho esto, Dave Murray y Adrian Smith disfrutaron de la parte del león de las tareas de guitarra solista y se superaron a sí mismos a través de varias batallas de duelos en solitario, las marcas más altas fueron alcanzadas en el intercambio épico escuchado en “Caught Somewhere In Time” y la ya mencionada “Heaven Can Wait”, mientras que Smith pintó las ondas con esplendor durante su trabajo de guitarra acústica en la introducción de “The Writing On The Wall”, y robó el centro de atención de la guitarra durante el cierre de la noche “Wasted Years”
Naturalmente, no podemos pasar por alto el extravagante despliegue del bajista y cerebro de la banda. Steve Harriscuyo rápido trabajo a las 4 cuerdas fue un rival constante para los alardes técnicos de los tres guitarristas de este grupo.
Además de hacer un furioso alboroto en la parte inferior del arreglo en la interpretación del bis de “The Trooper” y de aporrear una serie de potentes acordes para oscurecer aún más el punzante riff de “The Time Machine”, Harris exploró el escenario de forma tan animada y aventurera como Dickinsonsalvo por un momento propicio en el que un enorme (y supuestamente animatrónico) cyborg Eddie salió al escenario y se enzarzó con él en una pelea con pistolas láser.
Pero al fin y al cabo, la parte más inspiradora de Iron Maidende Iron Maiden fue la actuación de su miembro más veterano y batería Nicko McBrain. Recientemente recuperado de una apoplejía masiva y esencialmente reentrenando sus extremidades para hacer cosas que a muchos hombres de la mitad de su edad les resultarían difíciles, su trabajo en el kit fue un ejercicio de precisión y entusiasmo bonachón, sin perder ni un solo instante mientras mantenía esa sonrisa tan característica en su rostro.
Incluso cuando giraban a través de los extraños ritmos de caja militares y los elaborados giros y vueltas del deep cut altamente progresivo “Alexander The Great”, una canción que nunca se había tocado en directo antes de esta gira a pesar de las continuas presiones de una ruidosa pluralidad de fans. Maiden, Nicko estuvo siempre en su punto. Subrayó el carácter triunfante de una banda que ha estado a la cabeza del heavy metal durante casi 50 años y que, irónicamente, ha demostrado ser atemporal a la vez que parece obsesionada con el concepto del tiempo.
Sgradecimientos especiales a Jonathan Smith por su contribución escrita a este artículo.
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